Blog de Óscar Cortés Tapia (México). "De puño y letra" reúne mis poemas, entre inéditos y los ya publicados; "Los necesarios", textos y escritores que son precisamente de cabecera, de relectura: infaltables; "De traje", a los escritores invitados, que traen un poema, un cuento; "Charlas de café", crónicas, ensayos y narraciones breves, y #POEMEMES.
20.5.12
AÚN ES 13 DE AGOSTO DE 1521
Una mitología ensangrentada
que ahora es el ayer
JORGE LUIS BORGES
Los ojos abre apenas uno, y todo es cierto, /
la Historia recopila en su callada lengua /
lo que los hombres cuentan en sus palacios de oro, /
las perdidas batallas y el acero templado, //
la sangre derramada en nombre del honor o de la patria, /
la desbandada grey que desmemoriada lucha /
y en un alto nombre ejércitos se baten incontables /
como jornadas idas de un pretérito sol. //
Y así haya sido hace mucho tiempo o sucedido el día de ayer, /
hay muchos esperando su llegada, y gentilicios hay /
que llegan y se van, ascensos y caídas y hasta choques, /
pero hay quienes aún esperan la llegada de la civilización. //
Abidos, Varanasi, Ur, Harappa y Alepo, /
los restos sustantivos /
que a veces tú pronuncias /
y a veces sólo olvidas, /
palabras que quedaron /
recordadas de un alba /
en la que aún está /
lo que somos y seremos. //
Hacia el pasado lleva uno los ojos –uno siempre el pasado mira– /
y apenas todo es cierto: en una noche clara y de brillante luna /
ardió la ciudadela al son del Iliupersis en el consulado de Cayo Lacanio /
en una noche que hoy fechamos como 19 de julio del 64. //
Pero hoy no hay ningún Severo ni Celer /
para erigir un templo nuevo y magno /
que olvidar haga el magnum incendium Romae /
y que hoy concurre en esta noche interminable. //
Así es como la Historia expone lo que permanecer supone en la memoria /
y evitar que sin gloria queden admirables y gloriosas obras /
que los griegos legaron y otras que también los bárbaros /
pues el olvido es la moneda en curso que evitar se desea. //
Abidos, Varanasi, Ur, Harappa y Alepo, /
los restos sustantivos /
que a veces tú pronuncias /
y a veces sólo olvidas, /
palabras que quedaron /
recordadas de un alba /
en la que aún está/
lo que somos y seremos. //
En donde uno los ojos pose, ceniza siempre encuentra, /
y la promesa intacta, por eso tantos creen, del alba por llegar. /
Pero uno siempre mira hacia el pasado en la idea de estar /
el día en que fue hecha la promesa de un nuevo amanecer. //
Buscar podría uno en remotos tiempos, /
tal vez hacia la fundación de la dinastía amorita en Alepo /
o al reinado de Mebagaresi, en la cercana Babilonia /
donde Gilgamesh con Enkidú la inmortalidad buscó. /
O tal vez moverse hacia Umm el-Qaab, donde la escritura /
su inicio tuvo y comprobar que el único derecho /
que el hombre anónimo de todos los días frente al poder tenía /
era pagar impuestos al emperador Horus Escorpión I. //
Abidos, Varanasi, Ur, Harappa y Alepo, /
los restos sustantivos /
que a veces tú pronuncias /
y a veces sólo olvidas, /
palabras que quedaron /
recordadas de un alba /
en la que aún está /
lo que somos y seremos. //
Pero uno mira, en silencio mira a lo callado, el mudo testimonio /
precedente y apenas algo entiende de esas lenguas hoy en el mutismo. /
¿También eran humanos? ¿Tenían nombre al cuál responder? /
¿Qué fue de sus pesares? ¿En qué laberintos sus ojos se perdieron? //
La Historia, como siempre, sólo al rey registra y sus guerreros. /
Del hombre simple y llano sólo quedan osamentas, /
la callada certeza de lo perdido y sus tributos, /
de lo que nadie sabe cómo nombrar pues sólo el Rey o Dios nombre tienen. //
¿Había amor en esta tierra hace cinco mil años? /
Sabemos que sexo sí. Reproducción, seguro. /
Y sabemos que hoy también los estudiosos desean que tengan sexo, /
que sepan sus derechos sexuales, reproductivos. //
Pero nadie habla del amor, del derecho al amor. /
Seguro es que en Ur o en Abidos un hombre amaba a su mujer, /
sin una palabra capturada en tablilla alguna que expresara su pasión, /
sin nombres registrados para ellos, y olvidados en esa arena inmemorial. //
Abidos, Varanasi, Ur, Harappa y Alepo, /
los restos sustantivos /
que a veces tú pronuncias /
y a veces sólo olvidas, /
palabras que quedaron /
recordadas de un alba /
en la que aún está /
lo que somos y seremos. //
Y al ir por la Calzada de los Muertos, trabajo cuesta imaginar /
que aquí alguna vez los dioses su fiera sed saciaron /
y que el amor proscrito estaba y nombre no tenía /
aunque el poeta Netzahualcóyotl cantara algo que no entendemos. //
Trabajo cuesta imaginar que estas pirámides alguna vez solo montículos /
de tierra y olvido fueron, de pasto y árboles cubiertas, /
y en sus cercanías anónimos hombres y mujeres las saquearon /
para hacer sus casas, en donde tampoco había palabras para el amor. //
Y apenas puede uno vislumbrar aquella terrible mañana /
en que todo el mundo indígena en ruinas y en dolor quedó, /
y en que el amor no bastó para salvar a nadie, pero es seguro /
que más de un hombre a su mujerhaya amado esa alborada sin nombre. //
Abidos, Varanasi, Ur, Harappa y Alepo, /
los restos sustantivos /
que a veces tú pronuncias /
y a veces sólo olvidas, /
palabras que quedaron /
recordadas de un alba /
en la que aún está /
lo que somos y seremos. //
Y veo esta ceniza que cae, la sangre que por esta tierracorre, /
y sé que alguien pelea por mí una infinita guerra sin flores ni palabras /
y los cuerpos mutilados y sin nombre nuevamente pueblan esta tierra /
donde un hombre ama a su mujer y no hay palabras que los nombren. //
Y sé que tanto sacrificio y tanta sangre, como antaño, en vano es, /
pues nadie arriba, sea un dios o príncipe alguno, ve el amor ni le interesa. /
Acá en la tierra, donde el habla se ha vuelto una oscura jerigonza incomprensible, /
aún es 13 de agosto de 1521. ///
5 de abril de 2010 ///
JOSÉ MANUEL RECILLAS