
Día especial en tu planeta de claroscuros.
La danza lo celebra.
Tus giros y saltos, saltos y giros de paño blanco,
son prodigio contra el polvo en el corazón.
(Miríadas de miradas
plenas aplauden pautadas
el paso a paso pausado:
el peso sin piso, alado.
Tará tará tarará)
Ah, Niño Conejo,
la Muerte no disfrazará esta danza:
un diamante de frondosas ramas
da de beber fuego al tiempo que no ha de transcurrir.
ÓSCAR CORTÉS TAPIA