25.7.10

LA CASITA DE LA PRIMAVERA

Para el Humilde Poeta Margarito,
el Fiel Homero de Chamacuero


Entre los pasionales ires y venires de la bugambilia y la emperifollada brevedad del tulipán,
entre las asombradas obleas de la jacaranda y los ardores machos del colorín,
entre la noche portátil del zanate y los pájaros con tatuajes para la danza,
entre su gritería a una lengua, a dos, a tantas (ah, festivo mercado de domingo),
y el tratraca tratraca / trabaja y trabaja de la hormiga panochera,
entre la iguana memoriosa y las adivinanzas del erizo:

Una casita.

Sin paredes.
De nombres madurando bajo la madrugada.
De azules, de verdes carnosos al mediodía.

Una casita.

Con regadera para bañar dos veces el mismo segundo,
con nubes sin domesticar y arco iris en las ventanas.

Una casita.

Donde sea bienvenida la imaginación,
donde sea bienvenida la esperanza y su respiración.

Chilpancingo, 25 de octubre de 1996

ÓSCAR CORTÉS TAPIA