10.6.16

LA PISCINA


Los niños juegan en un charco sucio,
uno grande, en medio de la calle devastada.
Se empujan, se salpican en la piscina imaginaria.
No importa que falte agua potable o electricidad.
No importan los bombardeos ni los muertos de Shar.
Su guerra es otra.
"Hace mucho calor”, dice Abdel.
Y Mustafá se alegra de nadar ahí.

Estos niños, en apariencia sólo niños,
han hecho que estalle una bomba potentísima
que sacude hasta los muros de Facebook:
han improvisado la felicidad bajo el sangriento mediodía de Alepo.